He aquí un gran monólogo-canción, algo poco habitual, de un pobre ex chelista que acabó odiando el cánon de Pachelbel, y éste comenzó a perseguirle allá a donde iba. El final es sublime.
Vivo en Zaragoza, y si algún día me voy de ella seguiré alabándola. Mi lema es que no hay problema lo suficientemente grave que no se solucione con una sesión de risoterapia entre amigos.
1 comentario:
Es genial jajajajaja
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