sábado, 4 de octubre de 2008

DIARIO DE SITGES: Día 2: Un merecido homenaje a 2001

Revivir el estreno de 2001: Una odisea en el espacio tal y como se pudo vivir hace 40 años ha sido, para mí, una de las experiencias más conmovedoras de mi vida. La presencia de Keir Dullea y Gary Lockwood, los maestros y artífices de las actuaciones de tan amada y odiada obra de arte estuvieron allí para narrar su gesta. Hubo lloros de emoción por parte de Lockwood, y un sonado aplauso por parte de todo el público que quería oir, los muchos por primera vez, el Así hablo Zaratrustra a todo volumen y en pantalla grande. Se me siguen poniendo los pelos de punta cuando oigo el "Dave... Stop Dave... Dave... Stop...". La película se ama o se odia, como todo el mundo sabe. Yo la amo incondicionalmente.


Pero a parte de esta sin igual obra de arte, también se homenajeó a la labor de Stan Winston en Terminator 2: El juicio final, una película que también es muy recomendable verla en pantalla grande, y dejarte atrapar por una de las mejores persecuciones de la historia del cine y conjunto de explosiones y disparos que convierten a una cinta de aventuras en lo que para otros es un poema al género de ciencia ficción.


Respecto a estrenos, este día destacó por la película de Takashi Miike: Crows - Episode 0. Una manera de convertir una guerra de bandas en un instituto japonés con contactos con la mafia en un melodrama de acción con guiños a Stephen Chow. Parece increíble, pero Takashi ha conseguido una película más que decente que deja con un muy buen sabor de boca.


Por otro lado vino también Fighter, que anunciaban como una comedia romántica con artes marciales. Pues es exactamente eso. Bastante buena cinta de una chica musulmana a la que le prohíben practicar kung fú, pero que necesita practicarlo a espaldas de su familia mientras tontea con su compañero de entrenamiento.


Y lo que se supone que era el estrenazo del día se convierte con estas dos propuestas en una peliculilla normalita con giros tontos de guión que no sorprenden a nadie. Transsiberian es, pues, una película para ver entre amigos sin intención de que perdure en la memoria más de unas horas. Entretiene, solamente entretiene.

La verdad es que ha sido un día bastante bueno, si no contamos con la marabunta de niños que vino en la mañana para ver cantar a Nina en Cher amí. Pero todo lo malo se disipa cuando puedes decir que has visto El amanecer del hombre con Keir Dullea a tu lado. Todo un privilegio.

No hay comentarios: