martes, 7 de octubre de 2008

DIARIO DE SITGES: Día 5: La libérrima adaptación del clásico de Leone

Estaba claro que El bueno, el feo y el malo no se puede hacer igual si no pone "Directed by Sergio Leone" en los créditos. Pero por eso mismo, El bueno, el malo y el raro, no lleva el mismo título que la obra maestra del spaguetti western.


Si vas al cine con la espectativa de ver un Leone a la japonesa, saldrás de la sala con una leve sensación de decepción en el cuerpo. Si, en cambio, vas con la espectativa de ver una película completamente distinta, saldrás con la sensación de haber acudido a una sesión intensiva de spectacular spectacular, como dirían en el Moulin Rouge. Como servidor fue con la segunda espectativa, pues salí maravillado de sus planos imposibles, su flamenco-rockera (sí, flamenco-rockera, no sé cómo explicarlo) banda sonora, su rapidez visual, su maravilloso sonido y su impresionante fotografía. Particularme, creo que se podría llamar a este género, de la misma forma que a 3:10 to Yuma, el "neo-western", pero no sé si va a triunfar mucho esta denominación. Resumiendo, que me voy de tema, es una película palomitera cojonuda que hay que ver como una inspiración a años luz de El bueno, el feo y el malo.


El otro peliculón del día fue Hansel y Gretel, que anunciaban como una versión gore del cuentecito popular, pero que acabó siendo un poema muy bonito sobre una familia que vive en medio de un bosquecito un tanto peculiar. Los personajes están muy bien dibujados, y acabas encariñándote con todos y cada uno de ellos (cuando la veáis, me entenderéis). Un cuento que se convierte en poema, donde el color y la fotografía inundan la pantalla, y las interpretaciones te atrapan desde el principio hasta el fin. Aunque su único inconveniente, que puede pesar tanto como para que el público abandone, es que sobra minutaje por todos lados. Pero bueno, si uno se concentra y se introduce en la trama, puede aguantar todos los minutos que le echen, porque todos ellos son bastante buenos y atrayentes.


Respecto a lo demás, Tale 52 y La posibilidad de una isla, podría decir que son una puta mierda pinchada en un palo, pero, como ya me han llamado la atención por mi políticamente incorrecto vocabulario, diré que es una gran hez caballuna incrustada transversalmente en una estaca de madera de abedul. La primera es una buena idea que se queda en nada cuando su director se pierde en la trama y no sabe cómo explicarla. La segunda es directamente mala, aburre hasta la saciedad y no cuenta absolutamente ninguna historia. Seguramente, fui yo que no la entendí, pero coño... digo... pero carambolas, tampoco ha puesto el director nada de su parte. En fin, aquel que se vea con capacidades para entender cine experimental sin sentido, que se aventure a ver esta aberración fílmica en los cines.

Me gustaría hablar de Chelsea on the rocks de Abel Ferrara, pero no pude verla. Lástima. Pero pude ver al director en estado puro, y es puro espectáculo. No se puede describir con palabras.

1 comentario:

Reverendo Gore dijo...

¡La muerte!

Plas plas

Tacatla