martes, 19 de enero de 2010

A SERIOUS MAN. Inteligente y absurdamente Coen


Existen películas con finales abiertos, y luego existen películas meramente abiertas como esta joya de guión de los Coen. Pequeños capítulos sin principio ni final cuyo nexo son los problemas de un pobre padre de familia, profesor y judío. Problemas con sus alumnos, problemas con sus jefes, problemas con sus vecinos, problemas con sus hijos, problemas con su mujer. Todos distintos y todos iguales. Pequeños niveles que tiene que ir superando hasta llegar a un tornado de frentes abiertos que, lejos de explicarse, se lían hasta tal punto que cualquier explicación nos sonaría a chino.

El espectador es otro vecino de ese surrealista barrio de estereotipos desdibujados. Nos asomamos de vez en cuando por la ventana de cada historia sin tener muy claro qué vemos. Como un voyeur que observa una vida a medias, lo que no vemos nos lo imaginamos como podemos, y lo que nos enseñan podrían ser pequeños cuadros independientes de los que sacar alguna conclusión global. No sabemos muy bien qué creer o qué no creer. Sólo asistimos espectantes ante el espectáculo de la propia vida, que, como toda vida, cuenta con dos características necesarias: humor negro y extraños giros de guión.

Como los cables de los cascos del Walkman cuando se enredan, no trates de desenredarlos. Simplemente deja ahí el nudo, no te preocupes de dónde empieza o de dónde acaba, sólo póntelos y sigue escuchando a los Jefferson Airplane.

2 comentarios:

Trevor Reznik dijo...

Maravillosa.

Trevor Reznik dijo...

Por fin te he "rss"ado.