DIARIO DE SITGES: Día 3: Macarena Gómez no deja títere con cabeza

Si por algo debería haber destacado este día, tendría que haber sido por la presencia de tres películas españolas de humor, pero no ha sido así, al menos no en el buen sentido de la frase. Pero empecemos por el principio.

Si hasta ahora en el festival se han podido ver películas normalitas, que ni incitan a matar al director ni a ponerle en un pedestal, ahora todo ha dado un giro para mostrarnos las dos peores películas, no sólo del festival, sino del año: Soy un pelele y lo que iba a ser la superproducción del año, Santos. Las dos han sido una soberana mierda salvada en contados casos por Paco Calatrava y Guillermo Toledo respectivamente, pero cuyo vano intento de intentar que mitad del público no abandonara la sala no ha dado resultado. Si la primera era un Hot Milk cutre (contando que la de Boffill ya era cutre) de la que prefiero no hablar, ver la del Toledo te dejaba con la sensación de haber visto una obra de teatro infantil dirigida por un fan no ilustrado de Star Trek. Hubiese sido buena si mi ahijado hubiese tenido algún papel, pero como no ha sido así me ha dado la sensación de haber sido engañado.

La suerte es que después de estas dos abominaciones, llegaba para nuestra salvación Sekykiller, que no sólo ha dado lo que prometía, sino que ha dado más. La interpretación de Alejo Sauras te anima a darle la enhorabuena, la aparición de Ramón Langa incita al apluso más devoto, y Macarena Gómez en sí da un giro total al personaje de femme fatale para convertirse en una psicokiller como nunca se ha visto hasta ahora. Humor muy bueno, y sin caídas de guión ni momentos de vergüenza ajena, que hacen de una simple película de asesinatos de universidad, una ópera pop de grandes dimensiones que será imitada hasta la saciedad.

Todo esto respecto a la representación española en el festival, muy mala y muy buena. En el terror español sólo vemos blancos y negros, los grises son para los demás. Pero antes hubo una muy grata sorpresa: Surveillance, el bautizo de Jennifer Lynch, una chiquilla cuyo apellido le machacaba tanto que las espectativas con la película eran personalmente malas. Pero sin embargo, a la salida, me arrepentí de mis elucubraciones y me quité el sombrero ante lo que es la mejor película en lo que va de festival. Unos giros de guión espectaculares, unas interpretaciones extraordinarias y una historia de la que muchos podrán estar orgullosos, convierten a esta cinta en puro cine inspirado en los Coen que te deja pegado a la pantalla desde principio a fin.

Macarena y Jennifer, gracias por salvarme el día, porque con el follón creado con Repo! The Genetic Opera, que me impidió verla, gracias a un maniático distribuidor, el día parecía que iba a ser una mierda, y la gran puta mierda de Sauna tampoco me iba a ayudar nada. Macarena, Jennifer... os estaré siempre agradecido.