sábado, 10 de enero de 2009

CAMINO AL OSCAR (III). Luchador Vs. Gay

(Escribo estas líneas sin haber visto, todavía, El curioso caso de Benjamin Button, por lo que no puedo opinar sobre el trabajo de Brad Pitt. No obstante la veré en uno o dos días).

Excluyo de la lucha a muerte por el Globo (y Oscar) a mejor actor por drama a Leonardo DiCaprio y Frank Langella. Por lo siguiente: respecto al protagonista de Titanic, debo decir que lo ha hecho bastante bien en la aburrida Revolutionary Road, y salva, si es que se puede salvar, la película, pero aún así lo único que hace, reduciendo su magnífico trabajo a la mínima expresión, es dar gritos y ponerse triste; y respecto a Richard Nixon también debo loarle, además de que la película está más que bien, pero imitar al señor de la cara sudorosa no se puede comparar al trabajo de sus otros dos contrincantes (sin contar a Pitt).


El primero, y más reverenciado por la crítica, es el resucitado Mickey Rourke, Marv para los amigos, haciendo de un Rocky más serio. La película del onírico director de Requiem por un sueño, Darren Aronofski, que lleva por título The Wrestler no es más que otra descripción del deportista retirado que quiere volver al ruedo. Ése personaje que exprimió hasta la saciedad Sylvester Stallone con el mencionado Potro Italiano, o Kevin Costner y Dennis Quaid con el béisbol, o fútbol americano, o rugby, o lo que coño sea.

El caso es que esta vez es Rourke quien toma prestado el personaje, y sale bastante bien parado. La crítica, sin lugar a dudas, lo alaba, y puede que por ello saboree la estatuilla, pero a pesar de que está creíble, y dejando a un lado todo comentario sarcástico sobre que se imita a sí mismo, no consigue crear algo propio y único que recordar tras ver la película. Es un personaje más, que sabe poner caras tristes, pero que no deja marca. Algo que Sean Penn sí consigue.


El segundo oponente de la lucha se convierte mágicamente en Harvey Milk. No es Sean Penn haciendo del activista gay, es el mismo Harvey Milk que con un megáfono en la mano va a reclutar a todos los que luchen por los derechos de los homosexuales. "Civil rights or civil war". Penn lo vuelve a hacer. Rara es la vez que no consigue lo que se propone. Es un actor que no actúa. No se pone un disfraz y hace ver que es otra persona. Se convierte en la otra persona. Sean "Kirby" Penn hace como su oponente Mickey Rourke: adaptar un papel que está más que trillado. Activistas políticos que luchan por los derechos de una minoría los hemos visto desde Sidney Poitier, pero Penn consigue algo que Rourke no: convencer.

Veo un claro ganador para esta candidatura. Si Brad Pitt no le quita el puesto.

No hay comentarios: