martes, 12 de enero de 2010

WISH YOU WERE HERE. Pink Floyd y el Karma


Hay un disco de Pink Floyd que siempre me pongo cuando estoy de exámenes o cuando necesito relajarme: Wish You Were Here. Su primera canción Shine on you crazy diamond (part one) es como un masaje. Cierra los ojos, túmbate e imagina lo que la canción te suscite. O ponte a estudiar con la canción de fondo porque no perderás la concentración. Déjate llevar y espera a que, durante sus trece minutos y medio, vaya desde la más siniestra tranquilidad hasta los susurros más relajantes. Los instrumentos van apuntándose, de uno en uno, a un acercamiento al Karma que culmina con la voz de Roger Waters.

Luego, poco a poco, las canciones se van dando paso unas a otras: Shine on you crazy diamond (part one) deja que el monótono ruido de una máquina de engranajes dé pie a la canción contra la industria Welcome to the machine que, alegóricamente, termina con una cinta rebobinándose tras la que se oyen los primeros acordes de la crítica a la prostitución de la música que es Have a Cigar, la cual termina en el ruido de una sintonización de un radio con la que empieza Wish you were here, un lamento hacia un estilo de música que comenzaba a dejar de existir. Tanto, que la canción termina con el ruido de un viento desolador en un mundo apocalíptico. Sin embargo, poco a poco, como un ejército que se va aproximando desde el horizonte, comienzan a llegar las notas del Shine on you crazy diamond (part two), homenaje explícito al ex miembro del grupo Syd Barrett. Nos quiere decir: tipos como él hacen que la música no sea un completo asco.

El disco está lleno de curiosidades, guiños, leyendas y secretos. Pero de lo que no hay duda es de que es uno de los discos más perfectos que he escuchado. Y épocas como ésta lo requieren.


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