Eden Lake: este es el título con el que me sorprendió muy gratamente el festival, y se convirtió en una de mis favoritas junto con Surveillance y El bueno, el malo y el raro. Cuenta la historia de una pareja que quiere vivir una velada romántica en un lago, pero se topan con unos críos que se las harán pasar putas durante toda la película. Así a simple vista uno puede adivinar cierto parecido con aquel diamante en bruto de Michael Haneke llamado Funny Games (cualquiera de las dos versiones porque son iguales), pero nada más lejos de la realidad. En comparación con la película de James Watkins, la austriaca de los dos niños tocapelotas se convierte en una comedia romántica pacífica donde la violencia se resume a algunos puteos esporádicos. Eden Lake contiene violencia bastante dura que hará estremecerse a más de uno, y cuya angustia traspasa la pantalla e invade el alma del espectador hasta hacerlo llorar de miedo. Martyrs ha pasado a ser una película para quinceañeras.
La otra película del día fue Dorothy, una decepción con todas las letras. Intentaba aclarar una esquizofrenía producida por una desdoblación de la personalidad en una niña, pero se quedaba en una broma de mal gusto sobre una diablesa de nariz aguileña que hacía bostezar por su ritmo pausado y extremadamente predecible. El final se ve venir desde la primera escena, y te dices a ti mismo "es imposible que ocurra algo tan predecible, tiene que haber un giro final que me haga levantarme y aplaudir". Pero no, todo ocurre como sabes que va a ocurrir, y el final está tan lejos que debes mirar el reloj tantas veces que parece que se te haya parado.
Las otras dos películas del día fueron JCVD y The Chaser. La primera fue a la vez que la hora de la comida, y la segunda a la hora de la cena. Si mi estómago no se hubiese estado quejando las hubiera visto, pero decidí alimentar mi hambre que mi sed de buen cine, porque al fin y al cabo, la de Van Damme gustó al público, y la otra era una de las favoritas. En fin, otro día o mes las veré. Será por tiempo.
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